Un mensaje al móvil decía “voy a verte”. Me apresuré a prepararme para él.
Agua fresca de rosas sobre mi cuerpo y un picardías rojo de gasa. Me tumbé en la cama y mientras daba tiempo a que él abriese la puerta, empecé a disfrutar de mi cuerpo. Mis manos acariciaban mis pezones, mi vientre, bajaban a mi sexo húmedo pensando en él. Todo mi cuerpo olía a rosas, pero mi sexo olía a hembra en celo. Aquella humedad hacía más placentero mis masajes sobre mi clítoris. Oí las llaves en la puerta y entró en la habitación. Yo no dejé de ofrecerle el panorama ni de tocarme. Se quedó mirándome un momento mientras le ofrecía la panorámica de mis piernas abierta, mi sexo depilado, brillante, mojadísimo…mis manos masturbándolo.
Agua fresca de rosas sobre mi cuerpo y un picardías rojo de gasa. Me tumbé en la cama y mientras daba tiempo a que él abriese la puerta, empecé a disfrutar de mi cuerpo. Mis manos acariciaban mis pezones, mi vientre, bajaban a mi sexo húmedo pensando en él. Todo mi cuerpo olía a rosas, pero mi sexo olía a hembra en celo. Aquella humedad hacía más placentero mis masajes sobre mi clítoris. Oí las llaves en la puerta y entró en la habitación. Yo no dejé de ofrecerle el panorama ni de tocarme. Se quedó mirándome un momento mientras le ofrecía la panorámica de mis piernas abierta, mi sexo depilado, brillante, mojadísimo…mis manos masturbándolo.
Se quitó la ropa a toda velocidad y vi un sexo tremendamente preparado para hacerme morir de locura. Se subió a la cama y se lanzó directamente a lamer todo aquel flujo de mi sexo. Me quitó la mano y su lugar la ocupó una lengua viciosa, lujuriosa….una serpiente que mordía y engullía a su víctima. No querías mi elixir? pues todo para ti. Levanté mis caderas para que su boca me hiciera estallar…me bebía entera…sin piedad…yo gritaba como una fiera. No podía moverme, así que con furia, me giró, metió una mano bajo mi vientre para levantar mi culo y sin piedad me penetró. Chillé sin control, me hacía daño, era una violación, pero él se apresuró a besar mi cuello, a quedarse inmóvil y me susurró al oído…”sssss mi niña, ya pasó, relájate”.Mi culo empezó a dilatarse para él, yo quería más y se lo dije, así que empezó a follarme como un salvaje, algo brutal que su cuerpo y el mío pedían a gritos. Cuando llegó su orgasmo, también llego otra vez el mío y los dos bramábamos como dos animales en celo. Bramábamos el canto del amor.